¿Por qué se celebra Halloween?
Durante mi niñez en Venezuela, el Halloween era algo casi desconocido. Algunos sabían que existía por las películas y series de televisión de Estados Unidos, pero no era práctica normal tener fiestas de Halloween o decorar las casas y disfrazarse el 31 de octubre. Aunque tengo tantos años fuera de mi país, creo que eso ha cambiado, y aun aquí en Australia, donde no era una tradición, ya es casi algo normal.
Habría que ser muy ingenuo para pensar que esa celebración no está relacionada con brujería y satanismo. Muchos dicen que solo lo celebran para divertirse y comer golosinas, y otros argumentan que la historia del Halloween está conectada con supuestamente recordar y honrar la memoria de los familiares y amigos que han muerto; pero si eso es así, ¿por qué los disfraces y decoraciones tienen que ver con brujas, zombis, demonios, esqueletos y fantasmas?
Entonces ¿por qué lo celebran? Si la idea es divertirse y comer golosinas, ¿por qué exaltar el satanismo y la brujería? Creo firmemente que hay algo más detrás de todo esto. Halloween es una forma (grotesca y dañina) de pensar en el más allá, en la vida después de la muerte, en cosas espirituales y sobrenaturales que no podemos explicar. Y eso es una prueba indiscutible de que los seres humanos no somos simplemente animales, porque somos creados a la imagen y semejanza de Dios, y tenemos un alma inmortal. Tú, querido lector, tienes un alma, y aunque no lo creas, tu alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.
Esa parte espiritual que todos tenemos es lo que lleva al hombre a pensar en la eternidad, algo que ningún animal puede hacer. Así que, en lugar de celebrar Halloween (o aún peor, acudir a formas mas abiertas de espiritismo y ocultismo) lo que necesitas es saciar la sed de tu alma con Aquel que dijo, “el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4.14). El Señor Jesucristo también dijo “si alguno tiene sed, venga a mi beba” (Juan 7.37).
Willians Alcala