Lecturas

Aquí encontrarás artículos tomados de diferentes fuentes, que te ayudarán a conocer más del evangelio, y cómo tener la seguridad de la salvación y vida eterna en Jesucristo.

¿Qué es un cristiano según la Biblia?

Dennis Hanna
Los Ángeles, Chile

En la Plaza de Armas de la ciudad de Mulchén, aquí en Chile, conversando con un matrimonio de cierta edad, les pregunté, “Y para ustedes ¿qué es un cristiano?”

Ambos contestaron enérgicamente, hablando a la misma vez: “Somos todos cristianos. Todos somos hijos de Dios. Hay que hacer la voluntad de Dios no más, yendo a la iglesia, ayudando al prójimo y no haciendo mal a nadie y así seremos buenos cristianos”.

Ante esta vehemente reacción, les dije: “¿Y qué dice la Biblia al respecto?” Lamentablemente no obtuve respuesta.

Este incidente y muchos más confirman la gran ignorancia que existe en cuanto a lo que es un cristiano verdadero. Escribo con el fin de ayudarte, apreciado lector, en la comprensión de tan importante tema. He aquí lo que la Biblia dice:

La Biblia enseña que nadie nace cristiano, y que no todos son hijos de Dios. En Efesios 2:1 al 3 dice el apóstol Pablo a los cristianos en Éfeso: “En otro tiempo … éramos por naturaleza hijos de ira … sin Cristo, sin esperanza y sin Dios en el mundo”. Juan 1:12 dice: “A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. También en Juan 3:3 el Señor Jesús dijo: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.

Para todo verdadero cristiano hubo un tiempo cuando estaba lejos de Dios, muerto en delitos y pecados. Pero, escuchando el mensaje del Evangelio, creyó en el Señor Jesucristo como su Salvador personal, con lo cual llegó a ser un hijo de Dios. Un cristiano. Tal como el Señor lo enseñó a Nicodemo, la tal persona nació de nuevo. ¿Has experimentado tú el nuevo nacimiento? ¿Cuándo?

 

Veamos en primer lugar lo que no es un cristiano. Decir, “Soy un cristiano”, no es lo mismo que decir, “Soy un ser humano, lo que me distingue de un animal”. No es ser un religioso, perteneciendo a la religión católica, evangélica o cualquier otra.

Nadie llega a ser cristiano por guardar los mandamientos, bautizarse, hacer la primera comunión u otros sacramentos de su iglesia. Nadie llega a ser cristiano por tradición de familia; por antigüedad en la iglesia; por haber ‘nacido en el evangelio’ como dicen algunos; o por creer en Dios desde la niñez.

Un cristiano es:

  1. Uno que ha nacido de nuevo

Espero que leas el capítulo 3 del Evangelio según Juan, donde está la historia de Nicodemo y lo que se le dijo en cuanto al nuevo nacimiento.

Nacer de nuevo significa nacer en forma espiritual y por primera vez en la familia de Dios; reconociendo y confesando que desde la entrada en el mundo, por el nacimiento físico, todos estábamos muertos para con Dios, sin poder hacer nada para salvarnos. Pero creyendo en Cristo como el Salvador propio de uno y en su muerte en la cruz, el pecador nace de nuevo, llegando a ser un hijo de Dios, una nueva criatura en Cristo.

  1. Una persona salvada

Ser salvo es ser un cristiano verdadero. Y ser salvo significa tener el perdón de todos los pecados y gozar ahora de la vida eterna, habiendo recibido de Dios este regalo gratuito.

“De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre”, Hechos 10:43. “Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”, Efesios 2:8,9.

  1. Un discípulo de Jesucristo

Leyendo del comienzo de la era cristiana y la salvación de muchas almas en Siria, encontramos que “a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía”, Hechos 11:26.

Un discípulo es una persona que, habiendo entregado su vida, tiempo y todo lo que tiene al Señor, le sigue con amor para aprender y obedecer cada día más a su Maestro.

 

Amable lector: ¿eres un cristiano verdadero? ¿eres un cristiano de acuerdo a la Biblia o sólo a tu manera? No conviene equivocarte o engañarte en aquello que tiene trascendencia, no sólo para esta vida, sino que determina el eterno destino de tu alma. Haz un alto y examina bien en qué o en quién estás confiando para llevarte al cielo.

Si eres un cristiano de nombre solamente, entonces con mucha sinceridad y honradez deja de esconderte bajo este título y confiesa a Dios tu verdadera condición, tal como Él te describe: un pecador perdido.

Luego, recibe personalmente, y como único medio para llegar a ser cristiano, la preciosa obra de Cristo en la cruz, donde murió el Justo por los injustos, el Santo por los pecadores, para llevarte a Dios.

“Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”, 1 Pedro 3:18.

Cree, ahora mismo, este mensaje y llegarás a ser un cristiano verdadero, porque la Biblia dice: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”, Romanos 10:9.

 

Tomado de tesorodigital.com

DIOS ES JUSTO Y DIOS ES AMOR

MiguelBuscando a Dios

Dios es justo y Dios es amorMuchas personas piensan que con el fin de conocer y entender a Dios, y la forma que Él actúa, es necesario separar estas dos verdades, es decir, que uno dice que Dios es amor y dejamos de lado su justicia o decimos que Dios es justo y dejamos de lado su amor. Normalmente esto depende de con quién está tratando uno: si estoy hablando de Dios en relación a mí prefiero hablar de Dios como un Dios de amor, que no condenará a nadie y por lo tanto me dará entrada en el cielo; pero si estoy considerando a Dios con respecto a otra persona, quizás alguien que me ha ofendido o algún criminal, entonces digo, con toda confianza, que Dios es justo y por lo tanto debe castigar esa ofensa.

Mientras que el ser humano piensa que no es posible reconciliar estas dos características de Dios, la Biblia nos enseña que no es posible separarlas, por que Dios es justo y Dios es amor, y éstas van juntas.

“Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello” (Lucas 11:42)

Jesús les está hablando a los religiosos de su tiempo y haciendo ver que, en su religión, estaban dejando de lado lo más importante en cuanto a Dios. Mientras se ocupaban de sus buenas obras estaban dejando de lado la justicia de Dios y el amor de Dios. Así es la religión, es la manera del hombre llegar a Dios, se enfoca en las buenas obras que nosotros podemos hacer, pone toda la atención en nosotros mismos y deja de lado al Dios del cielo. Sin embargo, cuando se trata de la salvación del alma, Dios no puede ser dejado de lado. Dios no juega un papel secundario en la salvación, Dios es el protagonista. Es Dios quien puede perdonar los pecados, dar vida eterna y hacer una nueva creación en la persona para que sea apta para entrar al cielo.

DIOS ES JUSTO

Normalmente cuando pensamos en la justicia de Dios pensamos en la ley, los 10 mandamientos. Ese es el patrón bajo el cual Dios mide a cada persona. ¿Te consideras una persona que ha cumplido los 10 mandamientos? Porque uno de los mandamientos es “no mentirás”, ¿has dicho alguna mentira? El libro de Santiago nos enseña que “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley” (Santiago 2:9-10). Lo mismo aplica a los demás mandamientos, el que ofende en un punto se hace culpable de toda la ley.

Entonces la ley testifica contra nosotros que somos culpables, que hemos desobedecido y que Dios es completamente justo al castigarte, porque has quebrantado su ley. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).

Ahora bien, pensamos que por ser un solo pecado podemos ser absueltos de la condena. ¿A partir de cuántos pecados puede ser una persona declarada culpable y condenada? Veamos un ejemplo. El primer pecado que jamás fue cometido fue por un ángel, Lucifer, quien fue creado en hermosura y puesto en un lugar de mucho privilegio y responsabilidad en el cielo, pero el orgullo llenó el corazón de este ángel y pensó en subir hasta el trono de Dios, gobernar sobre todo el universo y ser semejante al Dios Altísimo (Isaías 14:12-14; Ezequiel 28:14-15). Todo esto estuvo en la mente de Satanás pero nunca llevó a cabo su plan, fue solamente un pensamiento. El mismo Señor Jesucristo dijo que el infierno fue preparado para el diablo y su ángeles (Mateo 25:41). Así es como Dios nos hace ver lo implacable de su justicia. Dios no bromea con el pecado sino que es muy serio, porque el pecado es algo sumamente serio delante de Dios.

Si decimos que una persona es echada en el infierno debido a sus pecados eso es algo cierto, ya que si no hubiera pecado no hubiera castigo. Sin embargo la razón principal por la que una persona será echada al infierno es por rechazar el amor de Dios revelado en el Señor Jesucristo al morir en la cruz.

DIOS ES AMOR

Dios en su justicia no puede pasar por alto el pecado, ¿cómo entonces podía salvar al pecador? La única manera es que uno inocente tome el lugar del culpable y lleve su castigo, siendo así, la justicia quedaría satisfecha. Eso fue lo que hizo Cristo al morir en la cruz. “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18). Fue en el Señor Jesucristo que Dios satisfizo su justicia al mismo tiempo que demostró su infinito amor por el pecador. El costo de la salvación fue muy alto, costó la vida del santo y bendito Hijo de Dios.

El amor de Dios es incondicional “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). No hay nada en nosotros que mueva al amor de Dios, Él nos ama porque Dios es amor.

El amor de Dios nunca compromete la justicia de Dios. Dios no puede ir en contra de su propia naturaleza. Decir que todas las personas van al cielo porque Dios es amor es un error, porque eso comprometería la santidad y la justicia de Dios. El amor de Dios consiste en que Él envío a su Hijo unigénito para que seamos salvos por Él. En la cruz Jesús tomó nuestro lugar y llevó el castigo que nosotros merecíamos. “Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10).

El camino de la salvación es Cristo, Él es el Salvador. Reconoce delante de Dios que eres un pecador y Dios sería completamente justo en condenarte por tu pecado, pero que Cristo murió en la cruz por ti para salvarte. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo… Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 5:1; 8:1). La salvación es por fe en Jesús y su obra en la cruz. Fue allí donde se demostró que Dios es justo y Dios es amor.

El amor de Dios es grande;
no podrá jamás cesar;
más aumenta, más se expande
cuanto más le dan lugar.
A pesar de ser tan santo,
da perdón al pecador,
y el vigor de nuestra vida
nos es dado en ese amor.

Demostró la cruz de Cristo
que era Dios un Dios de amor
y de luz, que allí se ha visto
esplendente cual albor.
La eternal justicia hallaba
en la cruz satisfacción,
a la par que Dios mostraba
su clemente corazón.

(Ver himno completo: El amor de Dios es grande)

Miguel Mosquera (salvoxgracia.com)

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