Al hablar sobre puentes famosos muchos piensan en el “Golden Bridge” o el “Sydney Harbour Bridge”, y los venezolanos en el “Puente sobre el Lago” en Maracaibo. Pero los que vivimos en Brisbane pensamos en el “Story Bridge”, que el pasado mes de julio cumplió 80 años uniendo a esta gran ciudad.

En mi primer viaje a Australia crucé este puente y me pareció espectacular. No solo disfruté su arquitectura, pero aún más la maravillosa vista que ofrece de la ciudad y del río. He estado leyendo sobre este icono de Brisbane y quiero compartirles algunas reflexiones interesantes:

1. Su nombre. Siempre pensé que el nombre “Story Bridge” tenía algo que ver con la historia (real o ficticia) de Brisbane. Pero hace poco descubrí que se llama así en honor a John Douglas Story, fundador y primer rector de la Universidad de Queensland, y quien luchó por la construcción de este puente.

2. Su construcción. Aunque desde finales del siglo XIX había el propósito de construir un puente en esta parte de la ciudad, el trabajo comenzó en 1935 y terminó en 1940. Para Australia era un gran orgullo nacional ya que, a diferencia del Sydney Harbour Bridge, el Story Bridge fue construido por empresas 100% australianas. El día de la apertura oficial, 6 de julio 1940, treinta y siete mil personas (el 10% de la población de Brisbane) cruzaron el puente caminando.

3. Su función. Un puente une dos puntos separados. El Story Bridge conecta Fortitude Valley con Kangaroo Point, separados por el río de Brisbane. Así mismo, nosotros como pecadores estamos separados de la presencia de Dios, y necesitamos un “puente” que nos permita llegar a Él. Jesucristo es ese mediador (1ra Timoteo 2:5), porque siendo Dios se hizo hombre para morir por nuestros pecados en la cruz. Él resucitó al tercer día, y si queremos tener la seguridad de la salvación eterna, debemos ir a Jesucristo como pecadores arrepentidos, creyendo en Él. En Brisbane hay otras alternativas para cruzar el río, pero para la salvación eterna solo hay un camino, Jesucristo (Juan 14:6).

4. Sus anécdotas. Hay muchas historias sobre este puente, pero les voy a contar una acerca de alguien llamado Arthur McKay, quien trabajó en su construcción. En junio de 1938 este hombre salvó la vida de un compañero de trabajo que estaba a punto de caer al río, al agarrarlo firmemente, exponiendo su propia vida. En diciembre del año siguiente, Arthur tuvo un accidente similar, pero aunque otro trabajador trató de salvarlo, cayó al agua donde murió ahogado. A otro salvó, pero a sí mismo no se pudo salvar.
Esto es algo parecido con lo que hizo el Señor Jesucristo; al vernos perdidos en nuestros pecados, extendió sus manos sobre la cruz y ahora podemos ser salvos al creer en Él. Otros le gritaban “sálvate a ti mismo, desciende de la cruz” pero no lo hizo, no porque no podía, sino porque quería morir por tus pecados y los míos. Pero la muerte no fue el final para Él, al tercer día resucitó y hoy vive para salvarte, si vienes a Él.

5. Su costo. Durante los primeros años, para cruzar este puente había que pagar peaje, pero ahora es gratis. Sin embargo, si quieres escalarlo debes pagar algo a unos expertos en el área. Gracias a Dios no hay que pagar nada para ir al cielo, Jesucristo lo pagó todo con su sangre en la cruz. Los que pagan para escalar el puente lo hacen por entretenimiento, y eso está bien, pero como a mi no me gustan las alturas, prefiero cruzarlo gratis en un vehículo. Pero recuerda, no se puede pagar nada para ser salvo. No hay dinero, buenas obras, o ceremonia que pueda pagar el costo para llevarnos al cielo. El costo es demasiado alto y solo Jesucristo lo pudo pagar.

Cuando pases la próxima vez por el Story Bridge, o cualquier otro puente, recuerda que un día tu vida aquí va a terminar y cruzaras a la eternidad. Y la única forma de estar seguro de ir a la presencia de Dios, es por medio de Jesucristo, el único mediador entre Dios y los hombres.

Willians Alcala